Si su hijo tuvo bronconeumonía (o bronquiolitis), puede ser que haya quedado “delicado” de los bronquios.
Una historia muy común que afortunadamente tiene solución.
La historia completa es de varias visitas a urgencias o a consulta no programada debido a que cada resfrío provoca mucha tos, silbidos y en ocasiones, falta de aire, como si no hubiera “quedado bien” desde su cuadro inicial de bronconeumonía (o bronquiolitis).
La razón es que las paredes de bronquios quedan inflamadas con ese primer evento de bronconeumonía y esa inflamación provoca una respuesta de bronco-constricción ante cualquier estímulo.
El estímulo más frecuente es la gripa pero también puede ser aire frío, humo de tabaco, polvo, contaminación del aire, etc.
Por eso los neumólogos pediatras somos tan insistentes en el uso de anti-inflamatorios después de las bronconeumonías como prevención de estos eventos. Cuando logramos desinflamar estos bronquios, disminuye la posibilidad de tos, silbidos y falta de aire desencadenados con cada resfriado.
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