Existen una serie de datos curiosos en relación a la entrada a clases de niños con asma, desde guarderías, preescolar hasta incluso cursos universitarios.
La mayoría de escuelas reinicia clases durante la segunda mitad del mes de agosto y esto conlleva la reunión de gran número de estudiantes anteriormente dispersos debido a las vacaciones. Esa reunión masiva de estudiantes también reúne una gran cantidad de virus provenientes de lugares a veces muy distantes.
Y aquí es donde sucede algo que puede ser muy molesto o incluso grave para algunos niños con asma. Debido a que el “disparador” de crisis de asma más frecuente lo representan las infecciones virales de vías aéreas altas, como lo es la rinofaringitis.
Entonces, lo que para cualquier niño se trata de un resfriado pasajero y autolimitado, para un niño con asma, puede representar una visita a un servicio de urgencias o bien, de una hospitalización.
De hecho, no es casualidad que el mes de septiembre (y no diciembre o enero como podría esperarse) es el periodo en que hay más visitas a urgencias por crisis de asma en Canadá, Estados Unidos y México (lo mismo pasa en marzo en el hemisferio sur).
La forma de evitar esto es “preparar” el reinicio de clases manteniendo unos bronquios desinflamados con el uso de antiinflamatorios inhalados. Cabe recordar que entre más inflamados estén los bronquios previamente, más intensa será la sintomatología disparada por los virus, pudiendo llegar a ser grave.
Por supuesto que hay más factores en juego, como el cambio de estación, la humedad en septiembre está en su grado máximo, etc. Sin embargo, el consenso general es que la entrada a clases es muy probablemente el factor principal o con mas peso para que los niños con asma tengan un empeoramiento durante agosto pero que alcanza su punto más álgido en septiembre.
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