Muy bien, ya decidió dejar de fumar, ya sabe algunas estrategias para ello y finalmente se pregunta: ¿Necesito ayuda, ya sea con un grupo o una clínica de tabaquismo o con medicamentos o con nicotina para reemplazar la que me fumo?
Bueno, mucha gente ha podido dejar de fumar sola, sin embargo el nivel de adicción no sólo parece relacionado al número de cigarrillos fumados al día y el número de años que se ha fumado, sino que también aquí contribuye la genética y algunas personas tienen una susceptibilidad mayor a ser adictas que otras (de ahí podría desprenderse la existencia de la llamada personalidad adictiva).
Hay personas que tienen un altísimo nivel de adicción que no dejan de fumar aunque les hayan tenido que amputar una pierna por falta de circulación promovida por el tabaquismo. Sin embargo, hay otras que lo dejan de un día para otro, al parecer sin el esfuerzo que les cuesta a la mayoría. Podemos suponer que lo más probable es que usted se encuentre en algún punto entre estos dos ejemplos extremos.
Dentro de este espectro, cualquiera que sea el punto donde se encuentre, se puede dejar de fumar con o sin otras ayudas aún y cuando uno tendería a pensar que entre más adicción, más ayuda se necesita.
Muchos se ven beneficiados al acudir a una clínica de tabaquismo en donde tienen programas muy útiles que refuerzan su decisión con niveles buenos de abstinencia a 6 y 12 meses de seguimiento.
Otros acuden con médicos neumólogos que les ayudan con medicación o administración de nicotina en formas diferentes al cigarro, lo que a algunos no les gusta porque sigue la adicción a la nicotina. A este respecto, soy de la opinión de que no hay forma más eficaz que el cigarro para iniciar y continuar con la adicción a la nicotina, en otras palabras, por más que nos administremos nicotina en otras formas diferentes al cigarro (chicles, parches, etc.) nunca lograremos esa forma tan efectiva de administración, que sólo da el cigarrillo, para hacer llegar la nicotina a la sangre con cada bocanada que le da usted al cigarro, ni aún con los cigarrillos electrónicos que dan la nicotina disuelta en aerosol. En otras palabras, diferentes formas de administrar la nicotina que son distintas al cigarro, ayudan a disminuir esa forma, que es tan terriblemente adictiva, que representa el uso del cigarrillo, llegando a la conclusión de que cualquier ayuda es buena si logra hacer que deje usted la esclavitud al cigarro y a la propensión a las enfermedades (cáncer de varios órganos, EPOC, infarto al corazón, disfunción eréctil, etc.).
Existen además medicamentos, diferentes a nicotina que ayudan en buena medida a superar la ansiedad que produce la supresión de la nicotina, ansiedad que contribuye fuertemente a la recaída y que representa uno de los síntomas principales del síndrome de abstinencia que presentan los exfumadores.
Finalmente, se puede combinar, por ejemplo: acudir a una clínica de tabaquismo y la ayuda de algún medicamento o el uso de nicotina en parches o chicles.
Los medicamentos que se utilizan para dejar de fumar se pueden dividir en aquéllos que tienen nicotina (chicles, parches y cigarrillos electrónicos) y aquellos que reducen la ansiedad por otra vía (Wellbutrin y Champix).
Todos tienen ventajas y desventajas, y por supuesto, ninguno sustituye el poder de la decisión del fumador y el grado de convencimiento (consciente e inconsciente) de dejar de fumar. Sin embargo, deben ser tomados en cuenta ya que a muchas personas los han ayudado.
Muy importante es destacar que la decisión de inclinarse por un tratamiento que incluya medicamentos, se debe tomar con el apoyo y bajo la supervisión de un médico neumólogo.
“Porque respiro existo”
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